jueves, 13 de septiembre de 2012

Dios, proyección, Imago

Así, todo eso que entendemos como creencias, religiones, teologías......
No son mas que una vía que nos indica la existencia de nuestros centros superiores, llamemoslos chakras:  cardíaco, laríngeo, tercer ojo y coronario, y su proyección a niveles de octavas superiores, hacia el Ser.

Por eso, si bien la teurgia y liturgia de la misa, es buena en el sentido de atraer lo superior al mundo, a Malkuth, a los participantes, queda sin embargo limitada ante el ego de las personas, su inconciencia y nuestra socializacion compulsiva.

La proyección de nuestras creencias, no es mas que una mera ilusión que obviamente se da en el astral mediante cielos, purgatorios, e infiernos. En lo social se da por dogmas e imposiciones que son esclerosantes para mentes que no han desarrollado sus centros superiores que místicos, magos vivencian como conciencia superior, como producto del silencio acumulado, la sublime oración, la impecabilidad de manejo de nuestra energía y el discernimiento, que atraen lo superior, el descenso del Espíritu.

La religión es un mal necesario que apunta a nuestro desarrollo moral y de conciencia.
Para el verdadero cristiano, la cosa era imitar a su maestro, el Cristo y adherirse a su intento liberador.

Pero, cuando se masifica una enseñanza profunda y se la une a una cuestión de estado, se termina creando un imperio materialista de la fe.
Y, las iglesias de la reforma, careciendo de profundidad, terminan creando mas fanáticos y fundamentalistas.

El cristianismo esotérico, es un trabajo real y metodico hacia el despertar de los centros superiores, la tradicion, la magia, la kabalah son ayudas en ese trabajo.

En todo existe una lucha, la lucha de no ser comidos por las fuerzas de la dispersión, la entropia, la ignorancia, la superstición, la rutina, las estructuras, nuestro propio ego, el ego colectivo que llamamos sociedad y las fuerzas oscuras que manipulan a la humanidad y nos devoran.

Entonces, luchar contra eso, es la única guerra posible, y nuestra única esperanza de libertad.

Alex

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